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Dissabte 6 d´Agost 2016 - NITS d´Estiu al HILTON - Cumple Dj. Kike Torrijos. Club Friendsteam.com

L'última abans d'anar-nos de vacances.

Un sopar i una festa entranyable. Molts amics vinierons a felicitar el nostre Dj. Kike Torrijos (complia uns 20 bec ..). Van venir els amics Fiesteros de Lleida, Els ochenteros VIP .... i moltíssims més amics. Com sempre els components del Club Friendsteam.com, al màxim.

Tornem el proper dissabte 27 d'agost al Hilton. Sopar opcional i Festa.

Bones vacances a tots!!

       
       
       
       
       
       
       
       
       
       
       


Del 11 al 20 d´Agost 2016 - Viatge al Uzbekistán - Ruta de la Seda. Club Friendsteam.com

Un espectacular Viatge a la Ruta de la Seda. 13 fantasticas dones del Club, sen van anar al Uzbekistan. Com ja veureu un viatge de somni.

Carmen Hedo, ens ha escrit el viatge.
Fotos: Anna Fraile i altres componets del viatge.
Coordinadora del viatge: Anna Foradada.

Moltíssimes gràcies a totes les viatgeres, sou fantastiques.

Text: Carmen Hedo. Viaje por Uzbekistán, del 11 al 20 de agosto del 2016.
Nuestro viaje empieza con muuuuuchas horas en el aeropuerto de Estambul, pero...comencemos por el principio. Nuestro viaje empieza cuando Gavi, al no poder acompañarnos, le daba el visado a Anna Foradada y la nombraba supervisora de todo el grupo y se despedía de nosotras.

Fue un acierto que Anna actuara de coordinadora, pues ya nos pareció entonces mujer juiciosa y con capacidades para la logística. Y así resultó luego. Anna, un saludo para ti desde este párrafo del viaje, en nombre de todas. Pues sí, decía que nuestro viaje empieza con muchas horas en el aeropuerto de Estambul no por capricho, que no, sino para poder enlazar con el vuelo hacia la capital uzbeka, Tashkent. Esas horas que se nos antojaban muertas y cansinas, nos fueron muy útiles para empezarnos a conocer entre nosotras. Éramos un grupo de trece mujeres y, aunque algunas se conocían de otros viajes, la mayoría no nos conocíamos.

De todos modos y ya de entrada, nos unía una edad parecida, la curiosidad por otra cultura muy distinta de la nuestra y, hay que decirlo, la valentía que supone meternos entre un grupo de personas desconocido así, a la brava, como quien se tira a una piscina. Y esto, digámoslo ya, tiene su mérito. Mucha gente, mucho más joven que nosotras, no lo haría ni en sueños. Porque sí, mucha tecnología y se liga por internet, pero el cara a cara, la convivencia, el tú a tú, el estar con los demás directamente.... es lo mejor a que un ser humano le puede pasar.
Pero volvamos a nuestro viaje....

Ya en Tashkent, supimos valorar el encanto de nuestro hotel Lotte City, un cuatro estrellas bien merecidas. Imponente fachada como de un palacio árabe, hall amplio y elegante que conduce al comedor, habitaciones sobrias y elegantes, con escritorio incluido, piscina en la que más de una se bañó. Pero creo que lo más bonito del hotel era la decoración y la calidez del bar, que tuvimos ocasión de apreciar porque desayunamos en ese espacio en dos ocasiones, cuando nuestro horario era a una hora intempestiva. ¿Y qué era lo maravilloso de ese rincón? Todo era elegante y sobrio a un tiempo: las tapicerías de sillas y sillones, las mesitas de cristal, la madera oscura, la pintura tierra rosada de las paredes, con unas pinturas de monumentos de la zona.

Tashkent se nota que es capital, por el tráfico y el movimiento, pero una capital pequeña con gentes tranquilas, que nos evoca una ciudad de provincias española del siglo pasado.

Tiendas, cafés, plazas, pero a nosotras nos empiezan a seducir los azulejos que revisten las paredes de las mezquitas y madrasas.

Lo hemos visto algunas veces en otros países, pero aquí es esplendoroso y de gran belleza. Los decorados vegetales y geométricos te invitan a pasarte las horas con esa contemplación, y el azul como color predominante, recordando el cielo, no es siempre el mismo y cambia a lo largo del día, según le dé el sol o ya la sombra de la tarde.

Tashkent significa literalmente ciudad de piedra, ¡y qué piedras tan bien coloreadas, qué construcciones de buen gusto! Pero no hay ciudad bien vista si no visitamos su mercado, que aquí es el de Chorsu.

Aunque hace calor -y nos estamos aclimatando aún- vale la pena perderse por sus rincones y observar sus gentes, oler sus comidas, respirar con el ritmo pausado de ellos.

Los Uzbekos parecen reposados y tienen la sonrisa fácil, que en personas mayores se adorna con dientes de oro (costumbre de la zona, la idea de que tus bienes irán contigo y nadie te los podrá arrancar... menos el dentista, claro). En el mercado, nuestro guía Mumin nos ha hecho notar lo más característico: pan en forma de rosca recién sacado del horno (estampado con marcas ornamentales que sirven para personalizarlo); azúcar acristalado y otro más oscuro, recubierto de miel; bolitas de yogur seco, que se acompañan como aperitivo, tan curiosas como ácidas, pero interesantes para los amantes del yogur y sus variedades,...

Mientras vamos recorriendo el país colgamos fotos y comentarios en el Whats app Ruta de la Seda y, claro, una imagen muy divertida es vernos con muchos billetes de la moneda nacional en las manos...

Pero que nadie se equivoque: no son dólares, son sums, y un billete de 5.000 sums equivale a 1€ nuestro. Vaya, que mucho ruido y pocas nueces... y es que... todo no se puede tener. Bromas aparte, la vida aquí resultaría barata para nosotras, pero para los Uzbekos los precios están en proporción con sus sueldos medios, alrededor de los 400€ mensuales.

El sábado 13 de agosto cogimos un vuelo local hacia Khiva -escrita así por influencia de la ortografía rusa, aunque pronunciaremos Jiva (el uzbeko no posee la letra castellana j)-. La ciudad es una de las más importantes del país. Vista desde las alturas, se la ve oriental, pero a la vez sencilla, humilde en su grandeza. Es realmente un museo al aire libre.

La muralla y los minaretes la configuran y nos empezamos a encontrar inmersas en esta cultura asiática, empezamos a fluir. Visitamos también un hermoso palacio con la decoración más impresionante de todos los monumentos de la ciudad, una mezcla de adornos de azulejos, piedra y madera talladas.

La mente se nos va a otras épocas. Rodeadas de esta belleza, es muy fácil soñar y dejarse llevar a otro siglo lejano, con los personajes que habitaron esta construcción tan bella. Ya, a estas alturas del viaje, detectamos en el grupo fotógrafas muy profesionales. Vaya, que no tienen bastante con las fotos de los móviles, qué va. Está, por ejemplo, Anna Fraile, que es muy bromista, además de una buena fotógrafa.

Te la tropiezas haciendo fotos de detalles que observa y le llaman la atención, y también de escenas simpáticas (que también hemos venido a divertirnos, ¿o no?). Y luego está Marisa, que va por aquí y por allá para poder obtener las fotos más auténticas y originales. No nos podemos quejar, en nuestro grupo hay profesionalidad fotográfica de sobras, que no hemos venido aquí solo a pasar el rato, hombre.

La primera tarde en Khiva fue acompañada de un baile regional en el que todas nos quedamos colgaditas de un niño desparpajado que bailaba con un salero que no se podía aguantar, vaya.

Para nosotras, uno de los atractivos de Khiva es el hotel Orient Star en el que nos hospedamos, ya que la edificación es la de una madrasa, o sea, una escuela que enseñaba el Corán a sus estudiantes. La construcción consiste en un patio rodeado de pequeñas habitaciones, sobrias como las de los monasterios, sencillas para facilitar el estudio coránico y la concentración de los estudiantes (que los estudiantes se distraen, incluso mucho antes de la era internet). Por la noche salimos a tomar el fresco y es como si el tiempo se hubiera detenido. Montse (a quien le encanta la vida relajada y natural) me dice que nota las vibraciones positivas del lugar. ¡Quién no! No tenemos apenas señal de wifi, ni falta que nos hace.

Corre un aire agradable, se mueven las hojas de los árboles en el patio; las puertas de madera tallada de las habitaciones madrasa que ocupamos están a veces entreabiertas, como en un pueblo tranquilo en el que todos sus habitantes son amigos y se ayudan mutuamente. Oímos las voces de unas del grupo; otras están paseando; otras contemplan esta noche silenciosa y mágica que recordaremos muchas veces en nuestra vida. Sí, la zona está llena de energía positiva; todo invita a la contemplación, al descanso de la mente, a las sensaciones.

Vaya, como una clase de yoga, pero sin profesor ni nada. Ahora el profesor es la arquitectura, los árboles, el aire. No necesitamos nada más. El paraíso se llama tranquilidad.

El día siguiente es largo y cansado, con mucho autocar. No nos consuela el hecho de atravesar el desierto, que siempre es un paisaje novelesco y lleno de aventuras. Nuestra máxima aventura es tener las posaderas hartas de tanto ajetreo de autocar y luego comer nuestra bolsa de picnic en una mesa al aire libre. Pero la luz y el color del viaje no faltan porque estamos nosotras, que nos vamos conociendo y que ponemos vidilla en lo que sea.

Ya es momento de conversaciones más cercanas, y la comida al aire libre las propician. Nuetro grupo de trece mujeres magníficas está hecho a prueba de bomba y no sucumbe.

Y así llegamos a Bukhara (pronunciada Bujara), joya del desierto y uno de los grandes centros culturales y artísticos del país. Está llena de arquitectura de interés allá por donde uno la contemple: los minaretes, las cúpulas, las madrasas, los palacios, los mausoleos, las mezquitas,... Estamos rodeadas de belleza. Los minaretes siempre llaman la atención, aunque sabemos que no son operativos: se prohibió la llamada a la oración del muecín por razones de seguridad y, en parte, también es una influencia de la cultura rusa, en que este país se sumergió a partir del siglo XIX.

Todo es mágico y atrayente y nos envuelve el contraste de tonalidades y formas: frente al marrón claro del ladrillo, el color azul en dos tonos: cobalto y turquesa (color de los turcos); frente a los altivos minaretes, la forma recogida de las cúpulas; frente a la falta de representación animal o humana, la riqueza de las geometrías y el colorido de los azulejos; frente a los muros, las celosías. En esta ciudad probamos el plato típico del país, el plov, con arroz, zanahoria y cordero. Un plato completo y colorista. Estamos instaladas en el Zargaron Plaza Hotel, que tiene un hall con un techo oriental de ensueño. Las habitaciones son amplias e invitan al relajo. El grupo ya se está pasando un montón de fotos por Whats app. ¡Ay las fotos de los viajes! Porque viajamos para aprender y por la experiencia, pero también para fotografiar y luego poder traer a la memoria. Y, si las fotos ya son importantes para cualquier viajero, son indispensables en un grupo de trece mujeres. Porque todas queremos salir en algunas fotos, en el marco de un gran monumento, con una paisaje detrás, con gente del grupo, con una sonrisa... Y todas queremos salir bien, muy bien.

No nos conformamos con cualquier foto, no. Entonces ocurren, por ejemplo, situaciones de esta índole: "hazme una foto tú y luego te la hago yo", "hazme la foto rápido, antes de que empiece a pasar la gente", "hazme la foto cogiendo toda la cúpula de detrás", "hazme varias fotos, que luego yo seleccionaré mi preferida", "hazme la foto rápido porque el sol molesta y salgo con muecas", "no está mal la foto que has hecho, pero se podría mejorar", "en la foto me has cortado los pies", "en la foto no me has cortado las piernas, pero has cortado el arco de detrás",...

En fin, las mujeres y las fotos. En el viaje todas hicimos un master en esta especialidad, y lo aprobamos, aunque hubo momentos duros y tensos; pero luego, cuando los recuerdas, resultan divertidos y dieron para muchas risas.
Y así llegamos a la joya de la corona, Samarcanda, lugar clave en el camino de la ruta de la seda (esa que hemos comprado y que tiene una estampación geométrica que se obtiene al teñir la tela previamente doblada de una determinada manera). Samarcanda, con la inolvidable plaza Registán de una belleza incomparable, como surgida de un cuento, con las madrasas y el arco sobre la puerta principal, flanqueado por minaretes. Y todo recubierto de azulejos de colores, y la cúpula en forma de bulbo. Ya sabemos que toda esta construcción ha sido restaurada de modo agresivo, a lo bestia, vaya.

Pero, ahora que no nos oye ningún crítico de arte, podemos afirmar que la restauración ha valido la pena. Samarcanda es una ciudad de ensueño, un disfrute para los sentidos, es la ciudad de las mil y una noches... Y nosotras tuvimos la fortuna de verla con luna llena. Porque somos nosotras, sí, porque nos lo merecíamos y la vida nos dio esa oportunidad feliz.

Nuestro último asentamiento fue otra vez en la capital, Tashkent, punto de llegada y de partida. Y allí tuvimos un final feliz (tranquilo Gavi, nada raro). La cena fue seguida de un baile local lleno de sensualidad, ritmo y con unos vestidos que eran auténticas obras de arte. Y luego se abrió el baile para todos los del restaurante, y, vamos, que nos faltó tiempo para desmelenarnos y fluir, fusionándonos con la gente uzbeka (nosotras, un poco, ya lo éramos).

Ya en el avión, de vuelta hacia Barcelona, aplaudimos a Anna por su labor de juiciosa conductora del grupo (que no era fácil, con tantas mujeres, biorritmos, hormonas y mucho temperamento), armamos bulla y nos reímos. Hasta se nos acercó una mujer mayor que venía de Tanzania y que estaba interesada en saber qué nos unía, vaya, que de dónde salían todas aquellas risas y aquella energía. Bueno, es que somos mujeres, nada menos que trece. Todas diferentes entre sí, claro, pero ahí está la gracia. Todas parecidas hubiera sido aburrido, y, en cambio, así, el viaje tuvo de todo: conversaciones, discusiones, tensiones, silencios, convivencias, experiencias compartidas, risas, compras y, por encima de todo, mucha energía, ganas de pasarlo bien y colaborar entre nosotras, ganas de aprender otra cultura, soñar, divertirnos, fluir, vivir.

Si Uzbekistán significa literalmente el lugar de los dueños de sí mismos, nuestro viaje fue una experiencia muy personal, vivida por cada una de nosotras a su manera y según su sentir, pero este viaje también fue el lugar para que un variado grupo de trece mujeres se dejaran vivir, se dejaran sentir y compartieran un sueño.

       
       
       
       
       
       
       
       
       
       
       
       
       
       
       
       
       
       
      Moltíssimes gràcies a totes

les viatgeres.

Sou fantastiques!!.
 

 

Del 19 al 24 Agost 2016 - PRAGA Somiada - Club Friendsteam.com.
Un altre fantàstic viatge d'Agost a Praga, ciutat de somni. Aquest cop vam compartir amb els amics de Voltamon.

       
       
       

 

 

Dissabte 27 d´Agost 2016 - INICI temporada al Café del Mar Bcn  - Sopar opcional i Festa.

Bon inici de temporada. Cafè del Mar Barcelona. Vam tenir un ambient d'estiu, en un espai ple de "glamour", disseny elegant, terrassa amb unes vistes magnífiques, i un sopar fantàstic.

       
       
       
       
       
       
       
       
       
       
 

Proper dissabte:

3 Setembre:


INAUGUREM

Ornina Music Club

Tots els dissabtes.

       

 

 

 

 

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